Luego de más de una década de acercamiento notable y convicción de las bondades normativas de la Contabilidad, todavía evidenciamos que parte de las prácticas contables en el Perú siguen siendo influenciadas por criterios de valoración y reconocimiento, contenidos en la legislación tributaria, principalmente la relativa al Impuesto a la Renta Empresarial (IRE).
Quizá con ello intentemos asegurar el alejamiento del fantasma fiscal de las contingencias por desatención de las leyes y reglamentos tributarios, que exponen a los contribuyentes a intereses moratorios y multas que pueden sustentarse válidamente en la objetividad de sus disposiciones y/o en los anhelos de la política recaudatoria.
Sin desearlo, estamos preparando y presentando estados financieros poco coherentes con la realidad al punto que sus usuarios tienen que recurrir a otras herramientas para develar la fidedigna situación financiera de sus negocios y sus reales resultados. Debemos esforzarnos primero por comprender que hay formas de conciliar ambos propósitos.