En EQUIDAD, sentimos que los peruanos hemos iniciado un tiempo especial para su desarrollo. La esperanza nuevamente se abre paso para hacer de nuestro PERÚ una casa grande donde sus hijos, generosamente comprometidos quemen “hasta el último cartucho” por el deber sagrado de construir su progreso. Quiera Dios que me equivoque, pero la informalidad probablemente siga en su afán; pero eso no nos debe desanimar por seguir exigiendo comprobantes de pago en nuestras compras, declarando y pagando nuestros impuestos, exigiendo que nuestros líderes políticos de turno, en el Gobierno, en el Congreso y en el Poder Judicial, sean honestos sin condiciones, sean transparentes en sus pensamientos y acciones. Los que vienen después de nosotros nos miran muy atentos y se disponen con fuerza a ser exactamente como nosotros somos. ¿Que queremos para nuestro país, cuando ya no estemos, pero queden aquellos a quienes amamos con todas las fuerzas de nuestro corazón?