En los últimos días algunos contribuyentes intentaron pagar oportunamente sus tributos con los fondos de sus cuentas de detracciones y se decepcionaron y abrumaron financiera y fiscalmente. De un lado el Banco de la Nación empezó a mostrar serias deficiencias en el sostenimiento de sus sistemas y de otro la SUNAT se mostró indiferente ante la imposibilidad de pago, inimputable al contribuyente.
En el SOL de la SUNAT, aparecía el mensaje titulado “TRANSACCION NO REALIZADA” acompañado de “Existen problemas de comunicación con el banco seleccionado. Por favor intente nuevamente”. Los intentos fueron innumerables, la respuesta siempre fue la misma. Hasta el mismo día del vencimiento, varios contribuyentes tuvieron que buscar otras formas de financiamiento para el pago de tributos.
Los teléfonos del BN y de la SUNAT sonaban ocupados, o no contestaban. El chat tributario y el informático de la SUNAT, solo sirvieron para decir, “espere un momento mientras buscamos solución”, la cual nunca llegó. Las horas del día de vencimiento, se iban agotando y nunca hubo un pronunciamiento oficial para calmar el nerviosismo atendible ante el riesgo de los intereses moratorios.
¿Así se trata a los contribuyentes FORMALES que intentan cumplir con sus obligaciones tributarias en medio de una crisis que está golpeando implacablemente a las empresas medianas y pequeñas? ¿Está estimulando una informalidad que pase del 70% al 99%? ¿Cuál es el mensaje que se pretende dar a la comunidad de contribuyentes que no se esconden?
Sin pretender culpar a las instituciones, se juntaron dos fuerzas caracterizadas por su incapacidad para solucionar problemas de urgente atención, mostrándose en algunos casos indiferentes ante las necesidades de cumplimiento de sus obligaciones por parte de los contribuyentes. Hay un claro concepto del deber de contribuir, ¿pero existe una clara voluntad de atender a los contribuyentes?
No permitan que por el silencio sepulcral que guardan, se desarrollen pensamientos negativos hasta imaginar que no podría tratarse de una mera casualidad de concurrencia de dificultades técnicas de estas instituciones. Financiera y tributariamente, esta es una “TORMENTA PERFECTA” que dañará a todos, contribuyentes, Gobierno y Estado. ¡BASTA DE INEFICIENCIAS!